lunes, 20 de octubre de 2008

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Un mar tan tranquilo no me conmueve, pensé. Y pensé equivocadamente, porque a un hombre de interior, que vive tan alejado de cualquier mar, cualquier mar consigue arrebatarle la quietud del alma; si es que un hombre – cualquiera o no – cuenta con alma.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

el agua...mar , río, te arrebata el alma y ya no la devuelve, sí, wapo, es así

besos desde el sur


Laura

Andrés Ortiz Tafur dijo...

Ya sólo me falta el barco en el que mecerme... ah, y el chaleco salvavidas, claro.

Besos desde otro sur...